Bodegas ABEICA. 7 DÍAS ... 1 VINO

 7 DÍAS ... 1 VINO recomendable

BODEGAS ABEICA

Veníamos de Vitoria con una bolsa de "perretxikos", media docena de huevos y una otana de pan para almorzar. El copiloto leía en voz alta un artículo sobre los 100 jóvenes "talentos" de la gastronomía elegidos este año 2022 por el "Basque Culinary Center". Atravesábamos el túnel bajo las conchas de Haro cuando entre los elegidos se citaba a Ricardo Fernández, viticultor de Bodegas ABEICA, dentro del apartado "Sector del Vino". 

Llamamos por teléfono y al saber que estaban abiertos nos desviamos por la carretera de Laguardia hacia Ábalos, donde se encuentra la bodega. La tradición viticultora en esta localidad de la Sonsierra Riojana viene de antaño. En este municipio de 300 habitantes, hay numerosas pequeñas explotaciones vitícolas. Son famosas sus jornadas de puertas abiertas el primer sábado de septiembre organizadas por la Asociación de Mujeres.


Llegados a la bodega de nuestro destino nos recibió Isabel Fernández, la tía de Ricardo. Le explicamos el interés de nuestra visita y nos atendió de mil amores. Incluso hizo venir a su sobrino, que en ese momento estaba espergurando en una de sus viñas, para que pudiésemos conocerle. 

Los orígenes de la Bodega Abeica llegan desde el siglo XIX. Julian, el tatarabuelo hacía botas de vino y comenzó a comprar viñas. Corrieron los años y la familia al completo se implicó en el negocio. 
De la viticultura y el vino a granel se pasó en 1989 al embotellado y la comercialización con marca propia. Cuatro hermanos que, con un padre de 90 años todavía trabajando el viñedo, abren camino en este nuevo siglo XXI a una 5ª generación.
La Bodega ABEICA viene ofreciendo una interesante variedad de vinos jóvenes, de crianza y reservas como el "Longrande".
Popularmente se la conoce por la marca "Chulato", un vino joven de maceración carbónica de gran aceptación en barras de bar y restaurantes. 

El joven Ricardo, a quien le precede progenitor del mismo nombre, estudió enologías en Logroño. Sobre él pesa la continuidad de la bodega y también la innovación. Se trabaja sobre parcela única, fincas de donde exclusivamente llega la uva para elaborar un vino en concreto. Son viñedos escogidos, con más de cuarenta años, que marcan diferencia por cómo son cultivados. Plantaciones en vaso, con una o varias familias de uva. Plantas entendidas como algo vivo, a las que se mima en la manera de trabajar el suelo, donde el tractor es sustituido por una mulilla mecánica, o con una selectiva vendimia manual. Cosechas reducidas, de gran calidad, es el método de trabajo por el que se guían las nuevas elaboraciones de la bodega.

Hasta el momento son tres los vinos que responden al modelo innovador.
 "Carronillo Abeica 2020", un plurivarietal de parcela única en la que conviven uvas "Tempranillo 80%", "Garnacha 8%" y "Viura 4%". La vendimia manual es conjunta, lo mismo que el desgranado y la fermentación alcohólica. Todas las variedades juntas. 
Sin prensar hace la maloláctica en barrica de roble francés donde permanece en crianza durante unos 12 meses. De allí nos llega un vino de intensa capa color granate oscuro, brillante y límpido. 
La diversidad de varietales comforma unos aromas complejos de trasfondo especiado, propios de la madera donde se ha criado. En boca carece de aristas, trae recuerdos de frutas rojas y su tacto es sedoso. Su complejidad exige una estancia en botella algo más prolongada de lo habitual.  

"Garnacha  Abeica 2020". monovarietal de un solo viñedo de 55 años. Fermenta en depósito abierto y, sin prensar, pasa a barrica de roble francés para hacer maloláctica y posterior crianza durante 9 meses. 
Una vez servido en una copa su color granate, con destellos de rubí, ofrece aromas que combinan frutas rojas y especias dulces. En boca resulta envolvente, de tacto aterciopelado y sabor a fruta roja golosa. Un tinto exquisito que prolonga sus sabores en las papilas gustativas. Los amantes de la ·"Garnacha" se deleitaran con este vino.
Finalmente, el "Mazuelo Abeica 2020" es un monovarietal de muy escasa producción. Viñedo único, de unos 1.500 metros cuadrados, con más de 40 años, guarecido de inclemencias meteorológicas en una hondonada donde crece su sabrosa "mazuela", mas conocida en Aragón por "cariñena". 
Como en los casos anteriores su vendimia es manual. Se desgrana y se somete a una prefermentación en frío. Una técnica cuyo origen está en los viñedos de Borgoña. Permite un estilo de vino al que se potencia su perfil aromático además del color y el cuerpo.
Durante la fermentación alcohólica, para favorecer la extracción de taninos y aumentar la estructura del vino, el bazuqueo es diario. Escurrido y sin prensar pasa a barrica de roble americano donde hace la maloláctica y se cría durante un tiempo de ocho meses o según indiquen las catas puntuales.
El resultado es un vino de capa media alta, brillante. Ofrece un aroma intenso a frutos rojos maduros combinados con vainilla y coco. En boca es contundente, guarda sabor a fruta con un leve toque cítrico. Un vino tinto original, sabroso e inolvidable.

Con el magnifico recuerdo de los tres vinos, y el recibimiento inmejorable en la Bodega ABEICA, fuimos a dar buena cuenta del almuerzo previsto.

Texto y fotografías © Josu Bilbao Fullaondo







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