7DÍAS ... 1VINO recomendable
BETURIA BLANCO
Son más de veinte años que los vinos blancos renacieron en La Rioja. Atrás quedaron aquellos tiempos en que se arrancaban las cepas de uva blanca para sustituirlas por las de uva negra. Es cierto que el viñedo mayoritario sigue siendo, sin la menor duda, el destinado a los vinos tintos.
Todavía prevalece el tópico entre, cada vez menos, bodegueros que solo con variedades tintas pueden conseguirse vinos de gran calidad. Pero no es del todo cierto, con uvas blancas también se consiguen vinos grandiosos.
Hay bodegas que lo vienen demostrando desde su fundación. Tenemos los casos de Murrieta, López Heredia, CVNE u otras muchas compañías que lo demuestran cosecha tras cosecha.
De unos años a esta parte los vinos blancos de Rioja, en sus distintas versiones, son aplaudidos y admirados en el mercado nacional e internacional.
Esta semana nos hemos decantado por descubrir un vino blanco que no conoce paso por barrica, como otros muchos de sus homólogos.
Se trata de BETURIA. Joven y fresco. Se elabora en la bodega "Virgen de la Vega" de Haro. El origen de esta bodega lo encontramos en 1965 con la unión de 300 agricultores en una cooperativa. Inicialmente el vino lo hacía en lagares de hormigón y lo vendían a granel.
Recién estrenado el siglo XXI, en el año 2001, ampliaron y actualizaron sus instalaciones. A partir de esas fechas comenzaron a embotellar sus vinos provenientes de las variedades "Tempranillo" y "Viura", extendidos por unas 850 hectáreas de viñedo en la comarca de Haro.
BETURIA-BLANCO 2020 es un vino joven con 12º vol. Se elabora a partir de la variedad de uva "Viura" proveniente de fincas de Rioja alta con 7.000 kg. de rendimiento por hectárea. Se presenta en botella estilo Burdeos de cristal transparente. Su cápsula y etiqueta guardan un sencillo diseño donde resalta la marca de manera notable, sin ningún otro elemento que distraiga la mirada.
De color amarillo pálido e irisaciones verdosas, brillante, transparente, el vino manifiesta una ligera untuosidad cuando se vierte en la copa. Al agitarse suavemente las paredes del cristal revelan ligeras lágrimas de glicerina. En nariz ofrece suave aroma a pera, manzana y a cítricos. En boca no manifiesta arista alguna, su ligera acidez genera sensación de frescor y revela su carácter frutal con un ligero grado de untuosidad. Un vino sencillo, sin complejidades organolépticas, para todos los días.
Texto y fotografía © Josu Bilbao Fullaondo
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