Monte Buciero. Santoña

 Monte Buciero

Acababamos de leer "El cielo de tus días". Una novela de intriga y suspense escrita por Greta Alonso. Su protagonista, la inspectora Natalia Herreros, desde Bilbao y Madrid, estaba encargada de resolver la "reapertura del caso Alicia". Al parecer, un asesinato cometido 15 años antes en el monte Buciero de Santoña (Cantabria).

Vista del monte Buciero desde la ría de Santoña
Esta lectura nos llevó a conocer este promontorio al final de las marismas que conforma el río Asón en su desembocadura. El punto de partida fue el Puntal de Laredo. Allí, junto al muelle del Real Club Nautico, tomamos la pequeña embarcación que cubre el paso de una a otra orilla, utilizada por los peregrinos a Santiago de Compostela que toman el camino del norte.

Embarque hacia los muelles de Santoña
Una vez en los muelles del paseo marítimo de Santoña pasamos delante de un remozado cuartel de la armada.

Cuartel de la armada en Santoña
 Por un campo de rugby nos dirigimos hacia las escaleras adjuntas al Fuerte de San Martín para iniciar el ascenso y circunvalación del montículo.
 
Se trata de un edificio construido, a principio del siglo XVII, sobre el espacio rocoso donde hubo una ermita dedicada al santo del mismo nombre. Controla el acceso por mar a la bahía y núcleo urbano de la villa. En siglos posteriores sufrió distintas modificaciones, hoy con forma de herradura, donde se recuerda el emplazamiento de sus cañones defensivos.

Campo de rugby y Fuerte de San Martín
El preámbulo del camino esta precedido por una serie de antiguas casitas de pescadores, hoy reconvertidas, mayormente, en viviendas estacionales.
Desaparece el asfalto y comienza un incómodo camino pedregoso que por una senda cubierta de encinas, madroños y laureles silvestres.

Inicio de la ruta circular
Al cabo de media hora de este inhóspito camino nos encontramos on lo que denominan "Punta del Fraile".

Punta del fraile
Poco nos queda para llegar a la vertiginosa bajada hacia el Faro del Caballo. Un camino para iniciados o amantes de la aventura. Impenitente para las rodillas desgastadas por los años. Llegado el momento uno se pregunta ¿cuándo publicarán  guías en la naturaleza para "jóvenes jubilados"? ¿habrá quién se acuerde de ellos? Con buenas dosis de humor e ironía, seguiremos a la espera.

Descenso hacia el Faro del Caballo

Dejamos atrás el faro y su tremenda bajada  de mas de 600 peldaños tallados de manera irregular sobre la roca viva, al parecer por reclusos del penal del Dueso.

Faro del Caballo

 Seguimos nuestra ruta circular por un tramo sin riesgo de tropezones con un pedruscos. Disfrutamos de un entorno de encinas, laureles, madronas, helechos dispersos y capas de musgo a modo de alfombras naturales. Un entorno boscoso desde el que tras barrotes de encinas silvestres aparece el azul del mar.

Encinas silvestres
Musgo
Helecho
Madroño
Encina

La alegría dura poco. Toda nuestra atención se vuelca nuevamente en los riesgos del camino. Al cabo de un kilometro y medio, aproximadamente, va perdiendo anchura y gana en pendiente, de tal manera que debemos ayudarnos en el descenso de unas cuerdas previstas para realizar el necesario "rápel".

Bajada hacia el Faro del Pescador

Solventada la escabrosa bajada alcanzamos el Faro del Pescador.

Faro del pescador

Desde allí, por la carretera de servicio al faro se puede contemplar una magnífica panorámica de la playa de Berría.

Playa de Berria
Un poco más adelante aparece el centro penitenciario donde cumplía condena uno de los protagonistas de la la novela que incitó este recorrido. 

Penal del Dueso marisma de Santoña al fondo
Se trata del Penal del Dueso y por el barrio de este mismo nombre entramos en el núcleo urbano de Santoña. Restauramos las fuerzas perdidas y vuelta al Puntal de Laredo dejando a nuestra espalda el "Monte Buciero".

Monte Buciero desde las dunas de Laredo


Dibujos de Arantza Elcoro
Fotos y texto de Josu Bilbao Fullaondo
 (JOBIFU©)


 
 

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