Paseo de las "Tres playas". San Sebastián

PASEO DE LAS TRES PLAYAS


Una visita a San Sebastián para disfrutar de La Concha, con perla incluida, en forma de isla en el centro de su ensenada, dejaba atrás las “Conchas de Haro”. 
Alcanzamos la carretera nacional número 1 y seguido la autopista que lleva de Álava a Guipúzcoa. Tras hora y media de coche, después de atravesar innumerables túneles, entramos en Donosti por el barrio del Antiguo. Allí nos instalamos para cenar, dormir y al día siguiente hacer el paseo de las Tres playas, para luego callejear entre tabernas y comercios de todo tipo y color

Nuestra andadura tomó salida en el “Peine del Viento” con sus originales esculturas. Bordeando la orilla del mar, por el paseo Eduardo Txillida, y mirando de reojo a la isla de Santa Clara alcanzamos el pequeño parque “Irutxulo” y la Playa de Ondarreta.


 A la altura del Palacio de Miramar, una vez atravesado el túnel de “Loretopea” comienza la Playa de La Concha, propiamente dicha. La contemplamos y seguimos por su terraza peatonal, con tardes de fin de semana abarrotada de visitantes. Llegamos a los jardines de “Alderdi Eder” decorados con un “tiovivo” de corte romántico, frente la fachada principal del ayuntamiento.








Desde la escalera del "Club Náutico" nos fijamos en unos jóvenes practicando "paddle surf" en la bahía. La seguimos rodeando hasta alcanzar el puerto. Todavía queda algún que otro barco pesquero, el “Antiguotarrak” y tres más. Lo que fueron muelles para descarga de pescado y hoy se han reconvertido en lugar de amarre para un enjambre de embarcaciones de recreo. No faltan restaurantes, como tampoco alguna que otra tienda de chucherías y recuerdos turísticos. Al fondo, el puerto, se ve presidido por el “Aquarium”.







Junto al "Aquarium" unas escaleras, también ofrecen ascensor, llevan al Paseo Nuevo. Lo enmarca "El Vacío", una magnífica escultura en hierro de Jorge Oteiza. En días de temporal este balcón abierto al Cantábrico se ve cubierto por densas y enormes cortinas de agua del intenso chocar de las olas contra sus muros. En estas ocasiones de "mala mar" el paseo un espectáculo natural muy apreciado por los donostiarras.

Acabado el Paseo Nuevo nos encontramos en la desembocadura del río Urumea y el puente del Kursaal, sobre el que se levantan unas sólidas farolas de hierro fundido en la factoría Luzuriaga de Pasajes. Desde la orilla derecha los cubos de Moneo saludan a los paseantes antes de alcanzar la Playa de la Zurriola. Bordeamos la tercera playa, pisamos su arena para tener otra perspectiva de los "cubos" y seguimos caminando hasta la plaza de “Aita Claret”. Al final del recorrido encontrarnos una enorme escultura de hierro pintada de blanco sin indicar autor ni significado.




Acabado el paseo de las Tres playas toca patear la ciudad y deambular entre sus calles y barrios. Curioseamos puestos de "vendejeras" y "pescateras" en el Mercado de la Bretxa, tiendas del buen vestir donostiarra y, como no podía ser menos, entre calles, acabamos buscando alguna barra de bar para cumplir con la cita obligada de unos "pintxos donostiarras" que, sin ser de "leyenda" (como algunos dicen), están muy ricos.

Abrumador paseo de La Concha aprovechando la tarde soleada un sábado tarde. Daba la sensación de estar en una manifestación ... que gentío, damas y caballeros!!

Así queda la panorámica del paseo mirando hacia la mar. Un giro de cabeza que nos lleva desde Igueldo hasta Urgull, pasando por Santa Clara.
















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