Monasterio de Valvanera
La “Virgen de Valvanera”,
patrona de La Rioja desde 1965, es uno de los signos de identidad más
destacados de la Comunidad Autónoma. Preside el altar mayor del Monasterio que
lleva su nombre.
Vista exterior del Monasterio
Esta abadía, desde su fundación en el siglo X estuvo ocupada
por monjes benedictinos. A comienzos del siglo XXI, la falta de vocaciones hizo
que el cenobio estuviese a punto de ser clausurado. Desde la primavera de 2018,
después de numerosos tira y afloja, su gestión ha pasado a manos del Instituto
del Verbo Encarnado (IVE), fundado en 1984 en Barbastro (Huesca). Esta polémica
congregación religiosa, bien que la propiedad del edificio y su valiosa
biblioteca siga siendo propiedad de la orden benedictina, se encargara al menos
durante cinco años, de la gestión cotidiana del monasterio. Al frente de esta
nueva andadura tres religiosos, a la espera de otras incorporaciones, ninguno
de ellos de origen español, ratifica la falta de vocaciones religiosas en
España.
Aunque hay quienes señalan su
existencia con anterioridad, las primeras referencias escritas sobre el
Monasterio de Valvanera parecen llegar de finales del siglo X. Así lo constatan
documentos que señalan la donación por parte del rey de Navarra, García Sánchez
II (El Temblón), entre 995 y 1004, al abad y los más de cien monjes allí
instalados, de la granja de Villanueva para su subsistencia.
Detalle fachada exterior
Como en la mayor parte de los
casos, la fundación de estas abadías medievales vienen envueltas por una
leyenda que dan relevancia mística al lugar. En este caso la fábula toma como
referencia a un personaje conocido Nuño Oñez de Montenegro, Según el relato,
este era un bandido que vivía en una cueva acompañado de su hijo (de su mujer
no se hace mención). Cierto día en que el niño fue a proveerse de agua en la
corriente del río cayó por un precipicio. El padre, culpabilizado por el
accidente, pidió a el “altísimo” por su hijo y por el perdón de sus fechorías.
Ante la intensidad de sus oraciones y su manifiesto arrepentimiento el “Señor”
le envió un ángel para indicarle de acudir a Valvanera.Allí debía encontrar un viejo roble, rodeado por un enjambre de abejas y panales, a cuyo pie nacía un manantial, en cuyo interior encontraría una imagen de la “Madre de Dios” a la cual debía venerar. En compañía de Domingo, sacerdote de Brieva , trasladaron la imagen a una cueva próxima que fue origen de una ermita dedicada al “Santo Cristo”. En este entorno se fue conformando una comunidad de eremitas que terminaron por adoptar en su convivencia la “Regla de San Benito” y es aquí donde se encuentra el principio del monasterio de Valvanera.
El acceso de mujeres a las
proximidades del monasterio estaba prohibido. A unos dos kilómetros del mismo,
todavía perdura, había una “Cruz Blanca” que marcaba el límite del acceso
femenino, por ordenanza real “ … ninguna
mujer entre hasta el término (…) y si entra quede detenida hasta que pague
sesenta sueldos al procurador del rey”. A partir de 1460, por solicitud
de Enrique IV de Castilla, el Papa
Calisto III derogó la prohibición. Con todo, la permanencia femenina en el
lugar no podía exceder de una novena.
Al nombre de Valvanera se
le otorga el origen latino de "Vallis Venaria". Se interpreta
como 'Valle de las Venas” (venas de agua), en referencia a los numerosos
arroyos y riachuelos que existían, y siguen existiendo, en el lugar. Fuentes
que aportan caudal al río Najerilla, afluente del Ebro.
También se otorgan al lugar
significados como “valle de venados”, en referencia a la caza existente en
aquellas colinas, o incluso “valle de venus”, debido al culto hacia esta diosa
practicado en aquellas montañas por los romanos.
Del milenario monasterio, que a
bien seguro fue de origen visigótico, no quedan huellas. La única referencia a
este estilo de construcción son algunos de los frescos de reciente factura
estampados en las paredes de la iglesia, emulando pequeñas capillas. En el
siglo XII debía existir una iglesia románica, no obstante el incendio que tuvo
lugar a principio de siglo XV hizo que desapareciera toda la estructura
inicial. La construcción más antigua que se conserva es una torre románica y
parte del edificio de la segunda iglesia convertida en la actualidad en un
edificio de estilo gótico.
Detalle"neo visigótico"en la iglesia del monasterio
En su aledaños se encuentra una nueva ermita
dedicada al “Santo Cristo”. Se trata de una moderna construcción de estilo
neoclásico que recuerda el primer oratorio construido según la leyenda por Nuño
y Domingo después de encontrar la imagen de la “Virgen”.
Versión actual de la ermita del Santo Cristo
El siglo XIX, con la invasión
de las tropas napoleónicas y la desamortización de Mendizabal en 1835, hizo que el monasterio quedase
abandonado durante medio siglo. A partir de 1883 se fue reconstruyendo de
manera paulatina. Se recuperaba el fervor mariano y los frailes volvían a
elaborar el “licor de Valvanera” y sabrosos chocolates.
Llegados al primer cuarto del
siglo XXI el monasterio ha quedado reducido a una mínima expresión de presencia
religiosa. Junto a la iglesia y el edificio monacal recuperados, rodeados de
una gran belleza paisajística, convive una animada hospedería que reconforta
visitas y peregrinos que hasta allí se aproximan.
Claustro monacal
Fotografías y texto de Josu Bilbao Fullaondo
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