MONASTERIO DE CAÑAS
Por el “Camino
Francés” en La Rioja, dirección Santiago de Compostela, llegados a la localidad
de Azofra, nos desviamos por lo que se conoce popularmente como “Ruta de los
Monasterios”.
Está considerado como
uno de los primeros monasterios de la orden benedictina en España. Se levantó en
terrenos donados, a finales del siglo XII, por Felipe Díaz de Haro y su mujer
Aldonza, a las monjas que hasta entonces se encontraban en el cenobio de
Hayuela.
Una vez enviudada, su
fundadora se recluyó en aquella casa de recogimiento y oración. Desde muy niña
estuvo allí ingresada su hija, y segunda fundadora, Urraca. Acabó siendo abadesa
y años más tarde declarada beata.
Sala capitular
Su cuerpo incorrupto se guarda dentro de un sarcófago de piedra, de estilo gótico, tallado a principio de siglo XIV y ubicado en el centro de la Sala Capitular de la Abadía. Uno de los lugares de visita obligada en la Abadía.
Detalle sarcófago Doña Urraca
La construcción del
Monasterio conoció una primera etapa de estilo románico de la que apenas queda
huella. Mediado el siglo XII se hace la sala capitular y parte de la iglesia en
estilo gótico. Dificultades económicas retrasaron hasta el siglo XVI no se erigió la nave principal y, debido al reducido presupuesto, las laterales
quedaron inconclusas. Alcanzado el siglo XVIII (1757) se levantó la portada del
monasterio, parte dedicada a las celdas de las monjas. Posteriormente se
completó el Claustro y las dependencias conventuales hasta conformar el
edificio tal como se conoce hoy día.
Exteriores del convento
La
iglesia del monasterio luce un hermoso retablo renacentista y una talla de la virgen de Cañas.
Llama la atención
su jnténsa luminosidad que resulta blanquecina debido a las losas de alabastro,
en lugar de cristales, que cubren sus generosos ventanales.
Resulta
muy atractivo este monasterio porque en su interior acoge dos amplias salas
destinadas a museo. Bien diseñados, están iluminados por sistemas de luces
suaves (leed, fibra óptica) para evitar el deterioro que las luces intensas
producen sobre pinturas y objetos con siglos de antigüedad.
Espacio museo
Por un lado se encuentra la Sala de reliquias con distinto tipo de colecciones y objetos entre los que se resalta una caja "hispano musulmana” del siglo XI-XII, un armario relicario del siglo XVI o una serie de intrigantes calaveras.
En
lo que su tiempo fue bodega y almacén de grano se pueden ver distintos retablos,
cuadros, figuras y tallas de los siglos XV, XVI o XVII.
Lactatio de San Bernardo junto a San Francisco. (XVII)
Lactatio de San Bernardo
Virgen de la Ternura (XVII)
Virgen y niño policromados (s ?)
En la actualidad el
monasterio sigue ocupado por grupo reducido de monjas carmelitas que mantienen
una hospedería y realizan distinto tipo de trabajos manuales.
Pozo en el jardín del claustro
La repostería se
promociona con la garantía de calidad que nace del mito de unas formulas
ancestrales. Recetas transmitidas de boca de monja a oreja de monja. Un tesoro
gastronómico que dicen conservar en su absoluta esencia, aunque el escepticismo
hace suponer que en su cocina estará presente la batidora eléctrica, algunos
sobres de levadura traídos del supermercado más próximo y, seguramente, un
horno que ya no es de leña.
Entrada a la zona de clausura
De todas formas
respetemos “el mito” por cuanto engrandecen el sabor de los dulces y pastas que
llegan de la providencia de estas mujeres monjas que viven en clausura.
Fotos y texto de Josu
Bilbao Fullaondo
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