VINO
PARA UN REY BORBÓN
Jurançon
da nombre a una reputada denominación de
origen de vinos franceses (AOC). Es una localidad vecina a Pau, capital del
departamento francés de “Pirineos Atlánticos”, en la región de Aquitania. Su
asentamiento data de la época galo-romana, está refrendado por los distintos
restos arqueológicos de la época localizados en la zona. De ellos también se
deduce que, el cultivo de la vid en este territorio llega desde los primeros
siglos de nuestra época.
Con
todo, la primera transacción de vino documentada proviene de una compra
realizada por la abadía de “Saint-Vincent”, en el cercano pueblo de Lucq de
Béarn, el año 988.
En
1464 la corte del Vizcondado del Béarn se instaló en Pau y entronizó a la uva
como un cultivo cargado de nobleza.
Tanto
es así que, el propio Vizconde y Rey de Baja Navarra, Henri d’Albret, se hizo
con su propio viñedo. Con aquellas uvas se elaboró el vino con el que bautizó
en 1553 a su propio nieto. El que terminó siendo Enrique IV, el monarca más
admirado por el pueblo francés, al que se le adjudica el dicho de "París
bien vale una misa", primer rey de la dinastía Borbón.
Fue
un bautizo estilo “bearnés”, en el que se frotaban los labios del recién nacido
con un diente de ajo y le daban a oler y respirar los efluvios de una copa del
“néctar” local, incluso depositaban varias gotas de aquel vino dulzón en su
boca. En aquellos tiempos se trataba de una práctica habitual por la que se
trataba de proteger a los niños de
posibles enfermedades.
En
manos de nobles y notables el viñedo en la región se fue expandiendo
paulatinamente. Ya en el siglo XVI Príncipes y Parlamento de la Baja Navarra
introdujeron el concepto de “CRU”. Un primer intento de preservar la
autenticidad y calidad de unos vinos que se exportaban, ya entonces, a distintos
países europeos.
Mediado
el siglo XIX, el médico escocés Alexander Taylor preconizó con un libro exitoso
la cura invernal al pie de la ladera noroeste de los Pirineos. Lo más reputado
de su clientela inglesa siguió sus indicaciones al pie de la letra y
convirtieron la región de Pau, no lejos de las "imperiales playas" de
Biarritz, en uno de los lugares de moda en Europa occidental, para la cura de
los males invernales y la práctica deportiva. Así, esta invasión de
aristócratas dejó huella que todavía perdura en sus palacetes, chocolaterías,
hipódromo o el primer campo de golf que se construyó en Europa Continental.
Fueron ellos también quienes se encargaron de propagar las virtudes de los
vinos “moelleux” de Jurançon por el mundo.
Acabando
el siglo XIX, como en el resto de Francia, la filoxera devastó el viñedo de
Jurançon y acabó con la producción vitivinícola.
Hubo
que esperar la llegada del siglo XX y los injertos sobre pie americano para que
se recuperasen los viñedos de la región.
Alcanzado 1936 “Jurançon” se convierte en una de las primeras Denominación de
Origen Controlado (AOC) de Francia.
En
la actualidad, modernas tecnologías, selección especial de uvas y distintos
métodos innovadores han incrementado el prestigio y mercado internacional de
esta AOC.
EL
VIÑEDO DE JURANÇON
El
viñedo de Jurançon se sitúa en laderas inclinadas hacia el sol de mediodía.
Desde ellas se pueden observar las altas crestas de los Pirineos que hacen
frontera con España. Sobre una altitud media de 300 mts sobre el nivel del mar,
se extiende en una línea de unos 40 Km., y ocupa una superficie aproximada de
1000 ha., repartida entre 25 localidades.
El
clima es un tanto heterogéneo. Riguroso por la proximidad de las altas
montañas, suavizado por las brisas marinas que llegan desde el Atlántico y por
su orientación meridional. Tres influencias climáticas para un otoño tardío que
favorece la sobremaduración de las uvas que permiten la elaboración de estos
vinos “moelleux” (dulzones, azucarados, en los que se alcanza un excelente
equilibrio entre azúcar y acidez). En la actualidad la AOC de Jurançon tiene
autorización para elaborar tres tipos de vino. Desde 1936 el clásico “Moelleux”
(a no confundir con los vinos dulces españoles), el “Seco” a partir de 1975 y
finalmente el “Cosecha tardía” con autorización otorgada en 1994.
Los
vinos provienen de varios tipo de cepa aunque los que predominan son de la “Petit
Manseng”, destinada a la crianza clásica. Es una uva con gran potencial
de concentración de azúcares que conserva a su vez una acidez muy elevada y
permite la elaboración de vinos de gran calidad.
La
“Gros Manseng”, con bastante más pulpa que su hermana pequeña, es la base
de los vinos secos y jóvenes. Tiene un
buen potencial alcohólico guardando una considerable acidez
Otras
uvas como la “Corbu Blanc” ofrece mostos ricos en azúcar y ligeramente
ácidos. La “Petit Corbu” posee cualidades aromáticas muy sutiles. La “Camaralet” dota a los vinos de volátiles cítricos y herbáceos muy sugerentes. La “Lauzet", cuyo potencial
cualitativo es muy interesante, consigue vinos con aromas frutales y de especias
muy notables. No obstante estas cuatro variedades representan un escaso 5% de la plantación
viticola de la AOC (Appellation d’Origine Contrôlée). Se utilizan fundamentalmente
para “coupages” y así incorporar ligeras variaciones de matices en boca
y alcanzar una mayor complejidad aromática.
Las
AOC son organismos que se encargan de identificar un producto y controlan su
trazabilidad para establecer su autenticidad y tipicidad de su origen. Son
estas entidades quienes garantizan la calidad y las
características propias del producto que se elabora en la circunscripción
territorial que le corresponde. Para ello regulan, controlan y aplican normas y
formas de elaboración, para evitar que los vinos pierdan su propia esencia y
personalidad.
La
recolección se hace en etapas diferentes. La primera vendimia, se lleva
a cabo a partir de la segunda semana de septiembre. Estas uvas son las que
destinan a los vinos “Blancos Secos”. Durante el mes de octubre se recoge la
uva destinada a los vinos “Moelleux” y ya en noviembre toca lo que se conoce
como “Vendimia Tardía”. En algunos casos, y para vinos muy especiales, y cuando
la climatología lo permite, esta “Vendimia Tardía” se lleva a cabo mediado de
enero. Es el caso del vino “Etoile de Neige” (estrella de Nieve.
La
elaboración de los vinos corre por cuenta de pequeñas bodegas así como por lo
que se conoce por la “Cave de Jurançon” que agrupa a la mayor parte de los
viticultores de uva de la denominación. Comercializan unas 200 marcas ya que
cada uno de los socios tiene derecho a la suya propia.
Dibujo de Arantza Elcoro Alberdi
Fotografías y textos de Josu Bilbao Fullaondo
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