PUERTOS
de
LABURDI
de
LABURDI
Cruzamos el río Bidasoa, frontera con
Francia, por el puente internacional de Santiago y entramos en territorio de
Hendaia. Dejamos atrás la estación internacional de ferrocarril y alcanzamos el
centro de la localidad presidido por la iglesia y el ayuntamiento. Desde allí
descendemos hasta la orilla del mar por la Rue des Pecheurs. Es donde
encontramos la casa donde vivió Pierre Loti, hoy convertido monumento nacional.
Este marino y escritor firmó, entre otras muchas obras literarias, un
entretenido relato costumbrista del País Vasco francés con el título de
“Ramuntxo”. Desde su casa, vecina al derruido Castillo fuerte de Hendaia, en la orilla puede verse
una excelente panorámica de Fuenterrabía, y al pie del edificio el "Puerto de Kaneta" donde amarraba su
goleta, encargada del control de la frontera con el territorio español. Este
pequeño embarcadero, en el corazón de la bahía de Txingudi, la ensenada que los
romanos denominaron “Oiasso”[1],
donde abarloaban sus embarcaciones, que también sirvió de refugio a
embarcaciones corsarias durante los siglos XVII y XVIII, hoy lo ocupan
pequeñas chalupas de aficionados a la
pesca.
La moderna zona marítima y portuaria de Hendaia se encuentra lindando a
la desembocadura del río Bidasoa, próxima a una playa de tres kilómetros de
larga.
Hasta bien entrado el siglo
XX los recursos más importantes de esta
localidad fronteriza provenían de la pesca. La crisis en la que se vio envuelto
el sector redujo significativamente su flota. Las actividades portuarias se
trasladaron a Ciboure-Saint Jean de Luz.
Los terrenos ocupados por los
muelles y la lonja para subasta de pescado se pusieron a la venta. Gran parte de
ellos fueron comprados el grupo “Decathlon”.
Allí se encuentra actualmente su filial “Tribord”, especializada en ropa y
material marítimo-deportivo, donde instaló su Centro de Investigación y Desarrollo.
En la actualidad el turismo,
la actividad transfronteriza y el trafico de su estación ferroviaria
internacional son el sostén de la economía de este municipio.
El nuevo "Puerto de Hendaia" se construyó en la punta
de Sokaburu, frente a Hondarribia, en la marisma posterior a la playa, en plena
desembocadura de la Bahía de Txingudi. Dedicado, desde 1993, al recreo y la
actividad deportiva, tiene capacidad para 853 plazas y una infraestructura de servicios
de calidad. Es también embarcadero de las lanchas que unen las dos márgenes del
Bidasoa.
Sobrepasando los tres kilómetros de la playa
de Hendaia tomamos la “Route de la
Corniche”. Justo a su inicio encontramos
le “Chateau d´Abadie”. Residencia
de este ilustre explorador, astrónomo y lingüista en el siglo XIX y hoy
convertido en museo.
Por un sendero, sobre los
acantilados (Flysch), escuchando el sonido de las olas del mar, llegamos a la
pequeña bahía de Sokoa. Allí desemboca el rio Untxin.
Es un barrio de Ziburu. El
muelle y, sobre él, una torre fortaleza, construida en tiempos del rey Henry IV,
para defensa de San Juan de Luz y pueblos circundantes, presiden el "puerto de Sokoa". Es una dársena destinada a pequeñas
embarcaciones y a los deportes náuticos. Ofrece también servicios de astillero,
reparación, carenados y puesta a punto.
Puerto de Ziburu
Ziburu (Zubiburu) fue un barrio de Urrugne hasta 1603,
cuando Henry IV le concedió su autonomía municipal. Es una localidad, de
tradición agrícola y pescadora, hoy con marcada actividad turística. Dedica su
calle principal, el “Quai Ravel”, con
anterioridad “Quai de la Nivelle”, al
destacado compositor musical Maurice Ravel, nacido en la localidad y autor del
mundialmente conocido “Bolero de
Ravel”.
Sobre los habitantes de este pueblo, Pio
Baroja, en sus escritos sobre el País Vasco, recuerda que existía una comunidad
conocida como los “Cascarots”. Dedicados
a profesiones humildes, herreros, pescadores, sardineras o sencillamente
artesanos, el escritor presuponía su origen “agote”, un tipo de personas discriminadas entre los vascos desde
siglos atrás.
Donibane Lohitzun y Ziburu, separados por un puente, han estado
siempre ligados en el pasado. Aunque distintos, comparten tradición marinera y
pescadora y en su momento corsaria, que llega de siglos atrás. Para atracar sus
barcos utilizan la misma ensenada que forma el río Nivelle en su desembocadura.
Es decir, con muelles diferenciados, participan del mismo puerto y sus
distintas instalaciones.
San Jean de Luz fue el
escenario de la boda de Luis XIV, el 9
de junio de1660, con la infanta española María Teresa de Austria. Culminación
de la “Paz de los Pirineos” que puso
fin a décadas de enfrentamientos entre España y Francia. Cuarenta años después,
el nieto del “ Rey Sol”, Felipe de
Anjou, Felipe V de España, instauraría la dinastía borbónica en España.
Entre callejuelas, perduran palacetes
y edificios que dieron cobijo a los asistentes a la boda real que siguen
haciendo las delicias de los visitantes a esta localidad netamente turística.
Durante la dictadura del
general Franco en España, Donibane Lohitzun fue residencia y refugio de
numerosos militantes de la “Resistencia Vasca”.
Actualmente la actividad
pesquera de todo el “País Vasco francés” se concentra en el "Puerto de St. Jean de Luz/Ciboure" Atiende la actividad de unas cuarentena embarcaciones que dan trabajo a unos 250
marinos y pescadores. Se dedican a la pesca de bajura, de litoral y a la
recolección de algas. Además de ventas al por mayor, sus instalaciones ofrecen
pescado al minorista. Dado el carácter turístico local, el puerto mantiene
muelles y servicios destinados a las embarcaciones de recreo.
Puerto de Guéthary
A unos siete kilómetros, por la carretera de
la costa nos encontramos con el minúsculo "Puerto de Guéthary". Su propio nombre remonta la tradición pesquera de esta
ensenada a épocas romanas. “Cetaria”
se denominaba, en aquellos tiempos hoy remotos, a lugares de la costa donde se
levantaban factorías de salazón y conservas para surtir al Imperio. Si no fuera
suficiente para explicar la tradición de esta localidad, su propio blasón, al
igual que algunos otros, de la costa vasca, representa un vigía en un
promontorio y unos pescadores arponeando una ballena.
En esta pequeña cala, la
pesca de litoral se mantuvo activa hasta el primer tercio del siglo XX. Hoy
resulta difícil imaginar su pasado ballenero y pescador, cuando toda su
infraestructura portuaria consiste en un pequeño espigón y una rampa para “txalupas”, con una serie de rudimentarias
argollas a modo de amarre.
Sus infraestructura se
adecúan al ocio, al windsurf o al paseo marítimo. Actividades propias de una
localidad donde el turismo de playa y sol es fuente principal de recursos.
Puerto de Biarritz
Bordeando las playas de Bidart y su bonito cementerio
a ras de carretera que rodea su típica iglesia Labortana, de paredes blancas y
galería de madera en su interior, llegamos a la señorial Biarritz.
De ser una pequeña aldea de
pescadores, con una excelente atalaya de vigilancia marinera, a partir del
siglo XIX se convirtió en balneario de la aristocracia europea.
La Emperatriz Eugenia de
Montijo decidió pasar una temporada de relajo en el lugar y, su esposo,
Napoleón III le construyó su palacio. Este hecho fue suficiente aliciente para
atraer a toda la aristocracia de Europa a estas playas. Biarritz se convertía así en “la
reina de las playas y la playa de los reyes”.
Desde entonces mantiene su
prestigio turístico aunque sus modelos hayan cambiado. Hoy, las aguas de la
gran playa están más frecuentadas por las tablas de los “surfistas” que por las sombrillas de los “bañistas”.
El "Puerto de Biarritz" , al pie de la iglesia de Santa Eugene, es un
embarcadero entre peñascos dividido en compartimentos irregulares. Con la marea
baja los barcos quedan varados en la arena. Su acceso, dificultoso, está
limitado a embarcaciones de poca eslora. Falto de servicios portuarios, varios
restaurantes ocupan el lugar de la explanada destinada antaño a la descarga del
pescado.
Lo que fue el primer puerto
de la ciudad, es conocido como el “Port Vieux”. Es una pequeña ensenada, con una playa al fondo, bien protegida
de vientos y oleaje. Lugar idóneo para baños de mar, sin riesgo de corrientes y
oleajes peligrosos.
Tomamos la franja del litoral paralelo
a las playas de la “Chambre d’Amour”,
en Anglet, para llegar a Baiona, punto final de nuestro recorrido portuario en
el País Vasco y también en Cantábrico.
Allí confluyen el río Nive y
con el río Adour antes de alcanzar el
océano. Esta población se fundó el año 950 sobre el terreno que ocupaba un
castro romano conocido por “Lapurdum”
, nombre adoptado por esta provincia costera del “País Vasco francés”. Sub-Prefectura
del Departamento de Pirineos Atlánticos es una ciudad de servicios, comercial, con
industria química y metalúrgica.
La actividad del "Puerto de Baiona" se conoce de siglos
atrás. Las mayores dificultades para mantener su actividad fueron los bancos de
arena que cegaban su barra de acceso. Hubo un momento que llegaron a desplazar
la desembocadura del río más de 25 kilómetros hacia el norte. Reconducida la
desembocadura a base de espigones y grandes obras para la estabilidad de los arenales, el puerto de
Baiona inició una nueva andadura.
Está considerado el noveno
puerto comercial de Francia, pueden recibir buques de hasta 20.000 toneladas.
Repartidos sus muelles en las dos riberas del río trabajan con productos
químicos e industriales. En la margen izquierda hay muelles utilizados por
patrulleras de la armada en sus labores aduaneras y de vigilancia marítima. Más
próximos a la desembocadura se encuentran los pantalanes destinados a las
embarcaciones de recreo.
Al centro de la vieja ciudad
ya no llegan los veleros de antaño. Junto al muelle del teatro queda amarrada
una simbólica “Peniche” que ayuda a
recordar tiempos de veleros y bergantines, de piratas y corsarios, también de
pescadores, en los muelles de la Nive,
Dibujos y cartografía Arantza Elcoro Alberdi
Fotografías y textos Josu Bilbao Fullaondo
[1]
Hasta hace pocos años se consideraba a San
Sebastián la “Bella Easo”. Recientes excavaciones en la zona de la bahía de
Txingudi han puesto de manifiesto que la autentica “Oiasso” era el puerto que
se encontraba en el vértice de esta ensenada, hoy territorio de Irún. (Para más
referencias visitar “Museo Romano Oiasso" en Irún)
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